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  1. COMPO
  2. Consejos
  3. Cuidados de las plantas
  4. Los fundamentos
  5. Saber plantar bien
  6. Jardinería para niños

UN JUEGO MARAVILLOSO

Jardinería para niños

Con los niños, el jardín se transforma en un emocionante patio de aventuras: observan maravillados a las mariposas, descubren la magia de los caracoles y disfrutan recolectando los primeros rábanos y zanahorias. En este artículo, exploraremos cómo despertar en los pequeños su pasión por la jardinería.

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Jardinería como hobby

Por qué la jardinería es un gran pasatiempo

¿Qué puede ser más placentero que disfrutar del jardín o el balcón, sumergir las manos en la tierra y cuidar de las plantas? La jardinería no solo relaja, sino que también estimula nuestros sentidos y nos ayuda a mantenernos en forma. Investigaciones científicas han demostrado que la jardinería reduce el estrés y que la jardinería activa puede prevenir el aumento de peso asociado con la edad.

Pero la jardinería no es solo para adultos: ¡los niños también pueden disfrutarla! Cuando los padres o abuelos pasan tiempo en el jardín o en la terraza cuidando las plantas, es natural que la curiosidad de los pequeños se despierte. Actividades como cavar en la tierra, sembrar flores o arrancar malas hierbas pueden captar su interés y entusiasmo. Además, mientras se divierten, los niños aprenden sobre la naturaleza, el cultivo de hortalizas y la responsabilidad hacia el medio ambiente en el que vivimos.

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¿A qué edad se puede empezar a cultivar un huerto con niños?

Todo depende de la curiosidad y el interés del niño. Algunos niños, desde los dos años, muestran entusiasmo por regar flores, mientras que otros empiezan a interesarse en la jardinería o a participar activamente cuando tienen alrededor de cuatro o cinco años. La mejor manera de despertar su curiosidad por las plantas y flores es empezar con actividades sencillas, como sembrar rabanitos, és una planta de ciclo muy corto y después puede utilizarse en la cocina aumentando la satisfacción del trabajo realizado. Para iniciarse en ornamentales los bulbos o plantas de temporada son una buena opción.

Es fundamental proporcionarles herramientas adecuadas, como una pequeña regadera, guantes o una pala pequeña, para que se sientan involucrados y motivados a explorar el mundo de la jardinería. Sin embargo, herramientas más grandes o afiladas, como cortasetos o motosierras, deben mantenerse fuera del alcance de los niños.

Lo más importante es que la jardinería sea divertida para los niños. Dado que su paciencia y capacidad de concentración aún están en desarrollo, y no han adquirido plenamente el sentido del deber, pueden perder rápidamente el interés si la actividad se vuelve aburrida, agotadora o frustrante. Por eso, es importante que los padres intervengan cuando sea necesario, brindando apoyo y ayudando con las tareas más difíciles.

Para que tus hijos se adentren en el mundo de la jardinería de manera divertida, hemos preparado algunos consejos prácticos para ti.

5 ideas para cultivar un huerto con niños

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1. Involucra todos los sentidos

Todo lo que tenga un aspecto atractivo, un sabor delicioso, una textura interesante o un olor inusual puede captar la atención de los niños. Por eso, diseña tu jardín o terraza para que estimule los cinco sentidos. Flores y hierbas como la lavanda, la albahaca, la capuchina, el clavelón, la caléndula y otras flores coloridas son un deleite para la vista. Además, cuando estas plantas florecen, atraen a muchas abejas y mariposas, lo que resulta fascinante para observar.

Una planta de albahaca desprende un aroma delicioso. A los pequeños jardineros les encanta recoger y saborear lo que cultivan. Puedes animarles a descubrir el sabor de flores como el tagete y la caléndula, que aportan un toque de color a las ensaladas veraniegas. Además, cultivar hierbas con aromas especiales, como la melisa y las distintas variedades de menta, despertará su sentido del olfato y del gusto. Y no olvides incluir frutas y verduras dulces como fresas, pimientos pequeños o tomates cherry.

Para estimular el sentido del tacto, es útil plantar especies con diferentes texturas. Por ejemplo, la melisa y el romero ofrecen sensaciones variadas al tocar sus hojas. Otra planta que destaca es la cola de zorro, cuyos capullos suaves y esponjosos, que en primavera parecen de terciopelo, son un auténtico placer al tacto con su superficie sedosa y peluda.

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2. Primeros experimentos de riego con plantas resistentes

Los niños de dos a tres años aún no saben calcular cuánta agua necesita una planta, ni les preocupa demasiado; lo que les importa es vaciar la regadera, porque para ellos, el juego consiste en eso. En estos casos, se recomiendan plantas robustas que requieran mucha agua y que no necesiten cuidados especiales, como la verbena amarilla, las caléndulas, dalias o los geranios. Estas plantas son ideales para que los niños puedan tener sus primeras experiencias sin temor a dañarlas. Si están en macetas, es esencial que los contenedores tengan agujeros de drenaje y una capa de granulado de piedra pómez en el fondo para facilitar la salida del exceso de agua. Es recomendable revisar, media hora después del riego, si queda agua en el plato debajo de la maceta y retirarla en caso de que sea así.

También se puede asignar a los pequeños jardineros el riego de plantas resistentes a la sequía, como la lavanda, la salvia, el tomillo o el orégano. Así, si no son muy cuidadosos, no habrá mayores consecuencias. Otro beneficio: gracias a su aroma y sabor, estas plantas mediterráneas son perfectas para estimular el olfato y el gusto de los niños.

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3. Plantas de rápido crecimiento para la primera cosecha exitosa

Cualquiera que haya sembrado chiles o tomates sabe que entre la siembra y la primera cosecha pasan varios meses, durante los cuales hay que cuidar las plantas con esmero. Por eso, cuando se trata de la primera siembra de los niños, es mejor optar por plantas de rápido crecimiento y bajo mantenimiento, que sean fáciles de cuidar y ofrezcan resultados en poco tiempo. Así, los pequeños podrán disfrutar de éxitos tempranos, lo que aumentará su interés por la jardinería.

Las semillas de berro son una excelente opción para los primeros intentos de siembra de tu pequeño jardinero impaciente. Se pueden sembrar durante todo el año, incluso dentro de casa, en un lugar bien iluminado. Solo necesitas un plato con un poco de algodón húmedo para sembrarlas. En pocos días, las semillas brotan y se convierten en pequeñas plantas que puedes cosechar y comer, incluso sobre una rebanada de pan con mantequilla. ¡A los niños les encantará!

Además del berro, hay otras "mini plantas" que también puedes sembrar y cosechar en casa. Se conocen como "microgreens" y se cosechan en solo unos días, justo cuando desarrollan sus primeras hojas. Puedes encontrar semillas o kits de cultivo en el mercado y probar diferentes sabores, como rábano, guisante, o cosechar hojas tiernas de lechuga, rúcula, espinaca, brócoli, acelga…, y hacer una rica ensalada de baby leaf . Crecen muy rápido, tu pequeño jardinero además de disfrutar, aprenderá a distinguir los diferentes cultivos desde que la planta es muy pequeña.

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4. Ideas para sembrar en el jardín y en macetas

Al sembrar, es ideal utilizar semillas grandes para que los niños puedan hacerlo por sí mismos, sin necesidad de mucha ayuda de los adultos. Los guisantes son perfectos para esto, ya que no solo tienen un tamaño adecuado, sino que también brindan una rápida sensación de logro: sus hojas verdes son comestibles y pueden cosecharse como microgreens en poco tiempo. Además, en aproximadamente tres meses, los niños podrán recoger sus primeras y deliciosas vainas de guisantes.También hay opciones prácticas, como las cintas de semillas, ideales para las manos inexpertas de los más pequeños. Por ejemplo, las cintas de rábanos, hechas de papel biodegradable, solo necesitan colocarse en la tierra, cubrirse ligeramente y regarse. En aproximadamente unos dos meses, los primeros rábanos estarán listos para cosechar.

Las flores de rápido crecimiento también son una excelente idea. Los girasoles, las caléndulas o la calabaza tienen semillas relativamente grandes y comienzan a florecer pocas semanas después de sembrarlas.

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5. Fomenta la diversión en la jardinería

Los pequeños jardineros son volubles e inevitablemente querrán pronto pasar del juego de regar al de cavar o a cualquier otra cosa; los padres deben saber aceptar y seguir ese deseo de cambiar, ya que para los niños pequeños el jardín, ante todo, debe ser divertido. Los niños deben poder expresar su deseo de explorar, percibir y observar el entorno que los rodea, y desarrollar entusiasmo por la naturaleza en todos sus aspectos.

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6. Brinda tu soporte y ayuda

Acompaña a tus hijos en sus primeros experimentos de jardinería, introduciéndolos gradualmente en las distintas actividades. Una vez que ya hayan tenido sus primeras experiencias con el riego y la siembra, podrán ir asumiendo mayores responsabilidades, como un pequeño huerto con algunas verduras de rápido crecimiento. Por supuesto, sigue siendo importante echar un vistazo de vez en cuando a las plantas de los niños. Si es necesario, se puede intervenir discretamente para corregir algún error o descuido, y así protegerlos de posibles decepciones que podrían alejarlos del placer de la naturaleza.

Una mini mesa de cultivo para niños en 5 pasos

A partir de los seis años, los niños pueden comenzar a cultivar un pequeño parterre con flores y hortalizas. Tanto en el jardín como en la terraza, una mini mesa de cultivo es una excelente opción. También es posible plantar flores, hierbas aromáticas o verduras en mesas de cultivo o macetas en el balcón. Durante esta etapa, la siembra y el cuidado de las plantas necesitarán el apoyo discreto y paciente de un adulto. A los diez años, los niños pueden cuidar su huerto con más dedicación y responsabilidad, gestionándolo de manera bastante independiente. Sin embargo, si surgen problemas como enfermedades o plagas que necesiten una intervención, será importante que un adulto les ayude.

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Primer Paso

Elige las plantas adecuadas

Las plantas fáciles de cuidar, resistentes y poco exigentes son la mejor opción para empezar. Así se evita que los niños se desilusionen. Poco a poco, se podrán incorporar plantas más exigentes.

Algunas buenas opciones para comenzar con éxito son los guisantes, rábanos, zanahorias, acelgas, lechugas, caléndulas, girasoles, capuchinas, orégano, rúcula, tomillo y salvia. La menta también es una planta robusta y sencilla de mantener, ideal para principiantes. Eso sí, tiende a crecer mucho y puede invadir el espacio de otras plantas cercanas, por lo que el pequeño jardinero podrá cultivarla por separado en macetas o mesas de cultivo.

Un consejo para un inicio lleno de color: En abril, cuando el clima ya es más suave y primaveral, se puede empezar a plantar hortalizas. Desde febrero, el joven jardinero puede disfrutar plantando flores de temporada como prímulas y violetas, que llenan el jardín de color y atraen a las primeras abejas.

En una mesa de cultivo, se pueden plantar hortalizas pequeñas que crecen rápido, como algunas variedades de lechugas. A finales de abril, también se pueden plantar tomates cherry, que son bastante compactos, pimientos dulces o incluso un calabacín trepador, que se puede guiar por un poste de bambú o un enrejado.

Es importante tener en cuenta que en una mesa de cultivo, al haber poca profundidad de tierra, las plantas con raíces profundas, como las zanahorias o las patatas, no tendrán espacio suficiente. Tampoco son ideales hortalizas grandes como las calabazas o los tomates tradicionales. Lo más recomendable es optar por plantas de crecimiento pequeño y compacto, como rábanos, lechugas, fresas o hierbas aromáticas.

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Segundo paso

Encuentra el puesto adecuado

La mayoría de las flores y plantas de jardín aptas para los niños crecen bien en zonas soleadas o con algo de sombra. Es importante elegir un lugar resguardado del viento, pero no hace falta que esté protegido de la lluvia.

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Tercer paso

Planifica y diseña el huerto

Para que el niño no se sienta abrumado, lo mejor es empezar con pocas plantas y un espacio pequeño. Un área de 120 x 120 cm suele ser suficiente al principio, y se puede ir ampliando poco a poco para añadir más plantas.

Deja suficiente espacio para cada planta. Las más grandes, como guisantes o acelgas, crecen mejor en el centro del parterre, mientras que las más pequeñas, como rábanos o zanahorias, encajan bien en los bordes. Si el huerto está junto a una pared, coloca las plantas altas atrás y las más bajas delante.

En una mesa de cultivo, los rábanos o plantas colgantes, como fresas, pueden crecer en los bordes. En el centro o al fondo, puedes plantar hierbas aromáticas o tomates cherry.

Cuarto paso

Prepara el terreno

Antes de plantar, es importante aflojar la tierra de forma superficial. Después, esparce un substrato de calidad, como el COMPO BIO substrato tomates y vegetales sin turba, que es rico en nutrientes y favorece un sistema radicular sano. Gracias a su alto contenido en humus y su fórmula especial, crea las condiciones ideales para que las plantas crezcan fuertes y saludables. Los niños pueden participar preparando la tierra: pueden romper los terrones con una pequeña pala o sus propias manos, esparcir el substrato y decorar la mesa con piedrecitas.

En una mesa de cultivo, comienza con una capa de virutas de madera, para asegurar un buen drenaje y evitar que las raíces se encharquen. Luego, añade compost orgánico, como el COMPO BIO Compost Vegetal, que es rico en humus y microelementos. Por último, añade una capa de substrato de alta calidad, como el COMPO BIO Substrato Huerto y frutales sin turba, que proporciona nutrientes de forma natural y ayuda a las plantas a crecer fuertes gracias a su flora microbiana activa.

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quinto paso

Siembra y planta

Decide con los niños qué plantas conviene sembrar, teniendo en cuenta sus ventajas y desventajas. También es importante que les expliques por qué algunas no son apropiadas (por ejemplo, porque son muy grandes, crecen despacio o no se adaptan bien al clima). Para hacer el espacio más bonito, anima a los pequeños a decorar los bordes del huerto con piedritas, palitos o cuerdas. Al sembrar rábanos, zanahorias, remolachas, lechugas o guisantes, pueden hacer un pequeño surco con el dedo, poner las semillas y cubrirlas suavemente con tierra. Es importante mantener una distancia de plantación si optas por utilizar semillas, esta información suele estar reflejada en el sobre. Consulta nuestro calendario de plantación para conocer los mejores tiempos para sembrar cada planta.

Una vez sembradas, es esencial mantener las semillas húmedas hasta que germinen. Si el clima en primavera es soleado, lo mejor es revisar la tierra a diario. Si llegan a secarse, habrá que volver a sembrarlas, ya que no crecerán. Si ves que la mesa de cultivo resulta demasiado trabajo para los niños, es buena idea echarles una mano al principio. Un consejo: en lugar de empezar con semillas de lechuga, guisantes o acelgas, también puedes optar por plantar plántulas ya desarrolladas. Suele ser la mejor opción para las primeras experiencias.

Para plantar fresas, cava un pequeño hoyo y añade un poco de abono orgánico, especial para huerto y frutales. Coloca las plantas, compacta bien la tierra alrededor del tallo y riega abundantemente. Desde mediados de abril, también puedes agregar a la mesa algunas hortalizas como tomatitos o pimientos dulces pequeños. Como estas plantas tienen un ciclo de cultivo más largo sus exigencias en nutrientes van a ser más elevadas, es recomendable usar fertilizantes orgánicos que vayan aportando los nutrientes de manera progresiva   como COMPO BIO Abono Huerto y Frutales, y si es necesario utilizar abonos líquidos por ejemplo COMPO BIO Fertilizante Huerto y Frutales.

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Fertilizantes y Cuidado de la hoja

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¿Qué plantas no son seguras para un jardín infantil?

Las plantas potencialmente tóxicas no deberían estar en jardines frecuentados por niños. Entre las más comunes se encuentran la lluvia de oro, la trompeta de angel, el estramonio, la cicuta de agua, la ursina, el acónito y la dedalera.

Algunas hortalizas también pueden ser peligrosas si se consumen crudas o inmaduras. Por ejemplo, solo unos pocos frijoles crudos pueden causar intoxicación con síntomas como dolor de cabeza, vómitos y náuseas. Los tomates, por su parte, deben consumirse crudos únicamente cuando están bien maduros; los verdes necesitan permanecer en la planta hasta alcanzar su punto óptimo. Además, es importante tener en cuenta que las semillas de las flores de la patata son venenosas.

Si en el jardín o huerto hay niños mayores de 6 años, no es necesario evitar estas plantas, pero es fundamental vigilarlos y educarlos sobre los posibles peligros de ingerir este tipo de vegetación.

Consejos para jardinería con niños:

  • A partir de los 2 años, los niños pueden empezar con actividades de jardinería
  • Enfócate en experiencias que estimulen todos los sentidos
  • Fomenta la curiosidad de los niños por los insectos y los pájaros
  • Prueba con siembras simples, como el rábano
  • Apoya a los pequeños jardineros para evitar fracasos al principio
  • Comienza con plantas que tengan semillas grandes o cintas de siembra
  • Escoge plantas resistentes, de crecimiento rápido y fácil cuidado
  • A partir de los 6 años, los niños pueden iniciar un pequeño huerto
  • Empieza con proyectos pequeños para que sea más manejable
  • Evita plantas tóxicas para asegurar la seguridad de los niños

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