Fresas, frambuesas, cerezas y, finalmente, los arándanos: ha llegado el buen momento para la cosecha de las bayas y, en consecuencia, de su uso en variadas preparaciones. Descubre una receta en la que utilizar tus arándanos: tarta de arándanos, sin nada de azúcar.
Tarta de arándanos sin azúcar
Para la masa
Para el glaseado
Tarta de arándanos sin azúcar
Tritura cuidadosamente los plátanos con un tenedor y, en un bol, mezcla el puré obtenido con el sirope de arce, el aceite de colza, los huevos, la leche y la esencia de mantequilla avainillada. En otro bol, mezcla los ingredientes secos antes de añadirlos al puré de plátano. Cuidadosamente, incorpora los arándanos a esta mezcla. Cubre el fondo del molde de borde alto con papel de hornear y engrasa bien los bordes con mantequilla o margarina. Vierte la mezcla en el molde y aplánala.
Para el glaseado, mezcla los copos de avena, el sirope de arce y el aceite de colza en un bol hasta formar una masa pegajosa. Distribuye el glaseado sobre la masa y decora con los arándanos restantes. Coloca el molde sobre la rejilla más baja de un horno precalentado a 200 ºC (calor superior e inferior) y hornea durante 40 minutos. Los copos de avena se caramelizan bastante rápido y se pueden oscurecer en poco tiempo por efecto del calor. Esta coloración no altera en absoluto el sabor de la tarta.
Si la boca se te hace agua al ver la tarta estando aún caliente, tendrás que hacer un alarde de paciencia. Al igual que con muchas tartas a base de frutas dulces, tendrás que esperar hasta el día siguiente para que la tarta de arándanos desarrolle plenamente todo su aroma. La tarta será jugosa, afrutada y dulce solo cuando la humedad de los plátanos y de las bayas haya impregnado efectivamente los otros ingredientes. Así pues, es aconsejable recubrir la tarta con un film transparente de cocina y dejarla reposar durante un día más.
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