Las clemátides

Las clemátides (comúnmente llamadas así las especies pertenecientes al género Clematis) pertenecen a la familia Ranunculaceae.
Originarias de los bosques de América del Norte, Asia y Europa, las clemátides, en su hábitat natural, trepan a lo largo de los árboles hacia la luz. El suelo sobre sus raíces está a la sombra. Por su naturaleza, se adaptan bien a los lugares soleados y a mediasombra. Es necesario que las raíces estén protegidas del calor y la desecación mediante una cubierta vegetal o de plantas tapizantes (también llamadas rastreras o cubresuelos). La campanilla, las hostas (así llamadas comúnmente las especies del género Hosta) y las heucheras (así llamadas comúnmente las especies del género Heuchera), entre otras plantas, son perfectas para proteger las raíces de las clemátides. También es posible protegerlas con fragmentos de barro cocido o con piedras.

Como plantas autóctonas de los bosques, las clemátides prefieren los suelos humíferos, sin variaciones en la humedad y bien drenados (en los que el agua no se anegue). La temporada de plantación ideal es de agosto a septiembre. Durante esos meses, la mayor radiación solar favorece el enraizamiento de la planta en el nuevo suelo. Retira las clemátides de los tiestos con mucho cuidado. Es absolutamente necesario humedecerlas de antemano si el cepellón está demasiado seco. En suelo firme, planta tu clemátide en un hoyo 15 cm más profundo que el tiesto en que venía cuando la compraste. Este método favorece el crecimiento y protege la planta contra las heladas. Deposita una capa de arena o grave en el fondo del hoyo para facilitar el drenaje.

Riega regularmente tus clemátides cuando la capa de tierra superior esté seca, especialmente en primavera y en verano. Asegúrate que no se produzca ningún anegamiento

El prolongado periodo de floración y el exuberante crecimiento de tus clemátides exigen una fertilización abundante. Nuestro fertilizante para rosales de liberación sostenida aporta los nutrientes necesarios durante 6 meses.

• Floración de primavera (por ejemplo, las variedades de la Clematis alpina y de la Clematis montana): poda únicamente si fuera necesario. Poda a la altura deseada a partir del final de la floración.
• Floración estival (por ejemplo, las clemátides vivaces y la Clematis viticella): se impone una poda total a 40 cm a finales de otoño. Los botones solo aparecerán después de la poda.
• Floración a finales de primavera, finales de verano o en otoño: solo los escapos florales (tallos desprovistos de hojas y con flores en el ápice) marchitos y con un par de hojas subyacentes se deben podar para propiciar un fecundo nuevo ciclo reproductivo. En noviembre o en diciembre, poda todos los tallos a la mitad.