La rosa, la reina de las flores, es exigente en cuanto a cuidados, la disciplina reina de la jardinería. Las exigencias de los rosales varían de una especie a otra, pero todos los rosales requieren atención. Basta con poner en práctica algunos trucos y consejos —gestos simples, por lo general— para satisfacer las necesidades de estas divas, de manera que brillen. Te mostraremos cómo hacerlo.
El comercio ofrece una rica oferta de rosales. En otoño, principalmente, los viveros venden rosales a raíz desnuda, es decir, sin cepellón. Tras la compra, es absolutamente necesario sumergir las raíces en agua para evitar que las plantas languidezcan y, seguidamente, proceder a la plantación. Si el tiempo atmosférico lo impide, puedes colocar los rosales en un recipiente plano y cubrir las sensibles raíces con tierra. Las raíces de los rosales con cepellón ya están rodeadas de tierra. El cepellón está protegido con un tejido o malla especial que se descompone en el suelo tras la plantación. Además, los rosales también se comercializan en contenedores o tiestos. Estos rosales están disponibles todo el año y se pueden plantar sin ninguna restricción entre primavera y otoño. Entrañan la ventaja de que las raíces están bien desarrolladas en los tiestos, lo que facilita enormemente el enraizamiento de las plantas.
Principios de otoño resulta es un periodo particularmente propicio para la plantación de los rosales: el suelo aún guarda el calor acumulado durante el verano, lo que le brinda a las plantas el tiempo suficiente para enraizarse antes de la llegada del invierno. En la primavera siguiente, los rosales estarán bien desarrollados y, probablemente, florecerán más intensamente en comparación a los rosales plantados durante el primer trimestre. Los rosales a raíz desnuda resultan particularmente adecuados para la plantación desde el otoño hasta principio de primavera y, por lo general, se pueden adquirir a mejor precio que los rosales con cepellón o en tiestos.
Para que los rosales se desarrollen plenamente, el suelo debe ser permeable, aireado y mullido. Los rosales necesitan reinar sin la competencia radicular de otras plantas para evitar que estas lentifiquen su crecimiento. Idealmente, su emplazamiento debe ser soleado, con almenos 8-10 horas de sol directo. A la larga, estas plantas sensibles no resisten los lugares sombreados. El emplazamiento de los rosales también debe estar bien ventilado y es necesario mantener una distancia entre plantas adecuada para favorecer que las hojas se sequen rápidamente tras las lluvias, lo que reduce la incidencia de las enfermedades criptogámicas.
Existen miles de variedades de rosales con una amplia distribución geográfica, muchos toleran temperaturas por debajo de 0 ºC, pero normalmente lo que nos interesa son las temperaturas óptimas de crecimiento en las que se consiguen floraciones abundantes y de buena calidad. En la mayoría de los rosales estas temperaturas óptimas se sitúan entre los 17-25 ºC. La calidad de las flores se ve disminuida por encima de los 30ºC y por debajo de los 15 ºC.
Aquellos que tengan un balcón y deseen disfrutar del placer de las rosas en sus hogares deben saber que son muchas las variedades que se desarrollan muy bien en macetas y contenedores. Un buen emplazamiento soleado y una maceta adecuada (cilíndrica de 40 cm de altura como mínimo) permitirán una espléndida y exuberante floración de tus rosales. Los rosales son plantas de raíces profundas, así pues, cuanto más grande y profunda sea la maceta o contenedor, mejor se desarrollarán. Variedades de rosales trepadores agradecerán macetas un poquito más profundas. Sin embargo, algunas variedades enanas o miniatura, como las Rosas de Pitiminí se desarrollan estupendamente bien en macetas pequeñas.
Aunque los rosales aguantan temperaturas frías, el cepellón de los rosales no debe llegar a congelarse en invierno. Por lo tanto, es necesario proteger del frío a los rosales en las macetas o contenderores cubriendo la tierra mediante follaje, virutas de madera o plástico de burbujas. Para que pasen el invierno, al estar en macetas, puedes trasladar tus rosales a emplazamientos más protegidos, cercanos a paredes, muros o incluso debajo de algún tejadillo para protegerlos de las heladas. Los rosales de tallo alto o trepadores, si las temperaturas son muy bajas, puedes proteger el tronco y la copa de las plantas con una tela no tejida o con sacos de yute o arpillera.
Solo los rosales robustos podrán alcanzar su máximo esplendor. Así pues, ¡asegúrate de que a tus «progenitoras» de flores no les falten los nutrientes necesarios! Para garantizar un crecimiento vigoroso y una espléndida floración, los rosales necesitan contar con los nutrientes suficientes y de un riego conforme con las necesidades propias de todo el periodo vegetativo. En caso de sequía, los rosales se pueden regar abundantemente sin ningún problema. Preferentemente, puedes espaciar más los riegos, ¡pero que estos sean de forma abundante! Debido a la profundidad que alcanzan las raíces, es necesario que el agua llegue a las capas más profundas del suelo. Si solo riegas superficialmente, los rosales solo desarrollarán raicillas en esa zona y, en consecuencia, serán muy frágiles.
El desarrollo de magníficas flores exige un gran consumo de energía por parte de los rosales. Durante la floración, los rosales necesitan muchos nutrientes, los cuales los extraen del suelo. Puedes reequilibrar las cosas fertilizando regularmente para que los rosales se desarrollen óptimamente y permanezcan resistentes a las enfermedades y a las plagas. Esto se aplica especialmente a los rosales en macetas o contenedores, ya que la disponibilidad de nutrientes es más limitada. Nuestra gama incluye diferentes fertilizantes adaptados a las necesidades específicas de los rosales. Un abono líquido añadido en el agua de riego es particularmente adecuado para los rosales plantados en macetas. Los rosales en macizos se benefician de la aplicación de fertilizantes de liberación prolongada, ya que los nutrientes se suministran en función de las necesidades de las plantas con hasta 4 meses de duración. Otra alternativa, totalmente orgánica, es nuestro abono de lana de cordero de liberación prolongada, autorizado en la agricultura ecológica es una opción muy sostenible.
Es aconsejable podar los rosales a finales del invierno cuando pasen las heladas más severas y antes de volver a activarse con la llegada de la primavera. La poda de las ramas viejas estimula el crecimiento de nuevos brotes y la producción de flores. Además, con la poda favorecemos la aireación del rosal reduciendo la incidencia de enfermedades criptogámicas. A la vez que mantenemos la estructura del rosal.
Productos para el cuidado de los rosales
Más información sobre los rosales