Características
Cuidados
Periodo de cosecha
Características
Plantar adecuadamente
Cultivo de las fresas
Las fresas son plantas vivaces pertenecientes al género Fragaria. Desde un punto de vista botánico, sus frutos no se consideran bayas, sino frutos agregados. Las fresas se adaptan a casi cualquier tipo de clima. Se desarrollan mejor en lugares soleados, algo indispensable para conseguir frutos dulces. No obstante, a media sombra, también pueden tener un buen rendimiento en cuanto a calidad. Las fresas aprecian los suelos mullidos y ligeros (arenosos) con mucho humus. No son apropiados los suelos compactos con tendencia a anegarse.
Julio y agosto constituyen la mejor época de plantación. Con una siembra más tardía, se obtendrán rendimientos más bajos el primer año, ya que la floración se desarrolla durante el año de plantación para el próximo año. Además, las plantas especialmente tratadas (frigo-conservadas) posibilitan la plantación en primavera. En tal caso, la primera cosecha puede tener lugar el mismo año.
Mulle el suelo lo más posible y únicamente planta fresas de calidad en maceta, ya que la calidad del cepellón es un factor determinante del crecimiento rápido y, por lo tanto, de una cosecha abundante. Por nuestra parte, recomendamos abonar el hoyo de plantación con un mantillo universal que favorezca el desarrollo de las plántulas. En función de la variedad y la velocidad de crecimiento, la distancia entre plantas suele ser de entre 25 a 30 cm (de 50 a 60 cm en el caso de las plantaciones de dos hileras). Planta las fresas de tal forma que su corona aflore en la superficie del suelo y que las raíces no se doblen. Seguidamente, riega abundantemente y mantén el suelo húmedo durante las primeras semanas para favorecer la formación de las raíces.
Preferiblemente, cosecha las fresas por la mañana, ya que las frutas frescas son menos propensas a las magulladuras.
Cuidar adecuadamente
Cuidados de las fresas
Es necesario regar más frecuentemente cuando los suelos son arenosos, especialmente cuando las precipitaciones son escasas. Esta recomendación se aplica principalmente a las nuevas plantaciones con el objetivo de que las plantas jóvenes dispongan de agua suficiente para su desarrollo. Tampoco debe faltarles agua a las plantas más viejas durante el periodo comprendido entre la floración y la cosecha. Para evitar el riesgo de podredumbre, es recomendable regar brevemente durante la mañana, antes y durante la cosecha, para que los frutos tengan tiempo a secarse antes de caer la noche.
Para conseguir frutos sanos y deliciosos, es necesario el uso regular de un fertilizante adaptado a las exigencias específicas. Nuestros fertilizantes de liberación sostenida para bayas satisfacen estas necesidades. Su contenido en potasio mejora el sabor y promueve la resistencia tanto a las enfermedades como a las plagas.
En las nuevas plantaciones, se debe realizar la primera fertilización en julio o en agosto y, posteriormente, otra a mediados de septiembre. El uso de un fertilizante de liberación sostenida posibilita hacer una sola fertilización tras la plantación, en julio o en agosto.
El periodo de fertilización más importante de los cultivos de fresas ya existentes tiene lugar después de la cosecha. Según la variedad y el clima, se suele realizar en mayo y prolongarse hasta el otoño. En ese momento, las plantas han agotado todos sus nutrientes y necesitan reponerlos, algo imprescindible para regenerarse y prepararse para una floración abundante al año siguiente.
Tras la cosecha, en otoño, corta las hojas viejas con unas tijeras de podar, dejando tan solo 2 o 3 flores centrales. Las hojas —frecuentemente víctimas de los hongos y las arañas— no deben incorporarse al compost, debiendo eliminarse con los desechos orgánicos. Esta poda atenúa no solo el ataque de las plagas y las enfermedades, sino que también favorece la floración y, en consecuencia, la cosecha del año siguiente.
El empajado promueve un crecimiento más rápido y, por lo tanto, posibilita una cosecha anticipada. Además, supone la ventaja de la reducción de los riesgos de podredumbre, ya que, en caso de lluvia, los frutos permanecen limpios y se secan más rápido.
RENE WADAS, botánico
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