Los fundamentos
Una buena tierra para el jardín ha de ser perfecta, fácil de trabajar y tener buen olor. Además, una mezcla suelta de arena, arcilla y humus contiene muchos nutrientes, absorbe el agua de lluvia con facilidad y permite drenar el agua en exceso, todo lo cual es fundamental para un buen desarrollo de las plantas y una espléndida floración. Desafortunadamente, no cualquier tipo de tierra de jardín satisface estos criterios. Es posible mejorar la situación con un empujoncito. Independientemente de la calidad de la tierra, descubre paso a paso cómo plantar tus nuevas plantas y crear un oasis de verdor en tu jardín.
Dependiendo del tipo de planta, y si se encuentra a raíz desnuda o es una planta con cepellón su época de plantación puede diferir. En caso de plantar a raíz desnuda, lo recomendado es hacerlo en la época de reposo vegetativo, los meses de otoño e invierno, especialmente para especies caducifolias, frutales y arbustos como los rosales. O incluso en frondosas siempre que sean de pequeño tamaño.
Las plantas con cepellón, habituales en especies de hoja perenne se puede trasplantar casi en cualquier época del año, aunque es preferible realizar la plantación al terminar el invierno y durante la primavera. Evitar en la medida de lo posible los meses estivales sobre todo en zonas de elevadas temperaturas.
Para iniciar bien su desarrollo, tus plantas necesitan de un suelo mullido, bien aireado y con una capacidad de retención de agua equilibrada (¡sin anegamiento!). Es absolutamente necesario mullir la tierra compacta del jardín antes de plantar.
Para los hoyos de plantación, se recomienda usar un sustrato particularmente rico en nutrientes. Este consejo es igualmente válido para los suelos arenosos. Este sustrato especial retiene el agua durante más tiempo en el suelo y reduce el lavado de los nutrientes.
Para ofrecer a tus plantas las condiciones de crecimiento óptimas, debes realizar dos pasos antes de la plantación propiamente dicha:
El diámetro del hoyo de plantación de las plantas en cepellón debe ser entre 1,5 y 2 veces más grande que el del propio cepellón. De ser posible, mulle la tierra del hoyo de plantación correspondiente a la altura de una pala e incorpora una primera capa de sustrato. Seguidamente, rellena el hoyo incorporando también la tierra excavada del jardín al mantillo, en una proporción de 1:2. Para acelerar el crecimiento de tus plantas, puedes incorporar productos de estimulación del sistema radicular al suelo.
En el caso de las plantas a raíz desnuda, sin compactar, rellena los hoyos con un sustrato preparado y coloca la planta a unos cuantos centímetros por arriba. Sacude las plantas de arriba hacia abajo para mezclar homogéneamente la tierra alrededor de las raíces. A continuación, compacta firmemente el suelo de alrededor.
Los árboles jóvenes, los de tronco alto y los grandes arbustos suelen necesitar un soporte de crecimiento. Ten cuidado de no dañar las raíces al ponerlo, colócalo a una distancia de 5 cm en árboles jóvenes y a 10-15 cm en los más grandes.
Realiza un alcorque alrededor del hoyo de plantación que pueda concentrar el agua del riego. Esta operación garantiza el riego óptimo de tus plantas. En especial, es necesario regar abundantemente tras la plantación para cerrar las cavidades entre la tierra y las raíces, evitando que queden bolsas de aire.
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