Nutre tus plantas: ¡La gran maravilla de los abonos!

Bajo el término "abono", nos referimos principalmente a todos los materiales utilizados para suministrar nutrientes adicionales a las plantas. Además del agua, el aire y la luz solar, tanto las plantas de jardín como las de balcón requieren una variedad de nutrientes del suelo para su crecimiento y la formación de flores y frutas. El abono puede aplicarse en forma de material orgánico, como compost, estiércol de vaca o de caballo, o en forma mineral, conocido como "fertilizante artificial".

¿Detectaste una deficiencia nutricional? – ¡Esto te ayudará!

¿Tu planta muestra signos de un crecimiento limitado u hojas amarillas? En la mayoría de los casos, esto indica una deficiencia de nutrientes. Puedes corregirlo rápidamente utilizando el abono adecuado. Las curas de recuperación pueden ser una solución rápida y efectiva, pero es importante tener en cuenta que no deben reemplazar la alimentación regular con nutrientes. Para aquellos que a veces olvidan abonar sus plantas, los fertilizantes de liberación lenta resultan muy prácticos, ya que algunos de ellos pueden tener un efecto fertilizante que dura hasta seis meses. Las varitas fertilizantes son sumamente prácticas, especialmente para plantas de interior o en el balcón. Basta con insertarlas en el suelo y, durante dos o tres meses, proporcionan nutrientes de manera gradual a tus plantas para mantenerlas saludables y florescientes. 

Sin embargo, la falta de nutrientes no siempre se debe simplemente a la escasez de estos. Un buen ejemplo es el fósforo, presente en muchos substratos y cuya absorción está directamente relacionada con la composición específica del suelo. Un suelo húmedo o compactado con un pH bajo no proporciona las mejores condiciones para que el fósforo se absorba correctamente. En este caso, utilizar fertilizantes ricos en fosfato no sería lo más acertado. En cambio, es más beneficioso mejorar el suelo aflojándolo, incorporándole materia orgánica y aplicando cal. Así que sería una buena idea hacer un análisis del substrato y comprobar el pH antes de lanzarte a una fertilización excesiva.

Los fertilizantes para plantas pueden variar según su forma, producción o ingredientes. Existen abonos con estructura granular, que se aplican al suelo, así como fertilizantes líquidos que se pueden mezclar con agua de riego. Además, se pueden distinguir entre fertilizantes de acción inmediata y fertilizantes de liberación lenta: mientras que unos proporcionan sus nutrientes inmediatamente a las plantas, los otros los liberan gradualmente. Los fertilizantes de liberación lenta son especialmente recomendables para la fertilización en primavera, mientras que los fertilizantes de acción inmediata son útiles en casos de deficiencia nutricional urgente, especialmente cuando el uso de un fertilizante de liberación lenta ya no es adecuado debido a la temporada.

Otra distinción importante entre los abonos se realiza en función de la composición química. En este sentido, existen diferencias entre los fertilizantes o abonos minerales, orgánicos y la variante mixta:

1. Abono Orgánico

Los abonos orgánicos están compuestos por materiales de origen vegetal o animal, como cáscaras de cacao, harina de semillas de uva, harina de huesos, estiércol de caballo, astillas de cuerno o melaza de caña de azúcar. Muchos abonos orgánicos están compuestos de gránulos mientras que otros están disponibles como fertilizantes en forma líquida. Por ejemplo, el COMPO Organic & Recycled Fertilizante Universal es un fertilizante líquido con componentes 100% orgánicos, de origen vegetal y completamente vegano.

Una vez que hayas añadido el fertilizante al suelo, los microorganismos comienzan a descomponer los materiales orgánicos, liberando nutrientes que quedan al alcance de las plantas. En este proceso gradual y natural de convertir los materiales orgánicos en nutrientes disponibles para las plantas, se le conoce como mineralización. De esta manera, se activa la vida del suelo y se fomenta la formación de humus.

Nota: Para que los microorganismos puedan hacer su trabajo, es esencial que el suelo cuente con la humedad adecuada y una temperatura cálida. Esto implica que si el substrato se seca demasiado, los microorganismos no estarán activos. Es importante, especialmente en días calurosos, estar atento a la humedad del suelo y asegurarse de regarlo bien. Asimismo, es fundamental abstenerse de aplicar fertilizante orgánico en épocas de temperaturas muy bajas, cuando los organismos del suelo no están activos. El período más propicio para emplear abonos orgánicos comienza, dependiendo de las condiciones climáticas, en marzo y concluye alrededor de noviembre.

Los abonos orgánicos suelen estar disponibles en forma de fertilizantes de liberación lenta, que liberan sus nutrientes de forma continua a lo largo de varios meses y abastecen a las plantas durante más tiempo.

2. Abono orgánico-mineral

Muchos materiales orgánicos, como las virutas de cuerno o la harina de huesos, son conocidos principalmente por ser abonos ricos en nitrógeno. Con el fin de asegurar que las plantas reciban todos los nutrientes esenciales, los abonos orgánicos se complementan con otros elementos nutritivos. Así es como surge el abono orgánico-mineral. Algunos minerales, como el calcio o el azufre, ya están presentes de forma natural en el substrato y no necesitan procesamiento adicional. Por lo tanto, muchos abonos orgánico-minerales están hechos completamente de materias primas naturales. Tomemos como ejemplo el abono orgánico-mineral, COMPO Abono Azul Universal con tecnología Blaukorn®. Este abono cuenta con una fórmula especial que se centra en el nitrógeno y potasio, haciéndolo especialmente beneficioso para plantas de alto consumo como tomates, calabazas, calabacines o pimientos.

3. Abono Mineral

Los abonos minerales llevan consigo nutrientes en forma de sales minerales, que están cuidadosamente unidos a las sales en cantidades específicas y, en ocasiones, son inmediatamente accesibles para las plantas. Estas sales se disuelven con la humedad del suelo, permitiendo que las plantas tengan acceso directo a los nutrientes. Así, los abonos minerales actúan como rápidos suministradores de energía y pueden ajustarse perfectamente a las necesidades de las plantas. Un ejemplo sería el fertilizante liquido  COMPO Fertilizante Rosales, que está diseñado específicamente para satisfacer las necesidades nutricionales de las rosas.

Además de los abonos minerales de liberación inmediata, también existen los de liberación lenta. Estos liberan sus nutrientes en sintonía con los factores naturales de crecimiento, como el calor y el agua, a lo largo de un período más extenso, generalmente de tres a seis meses. De esta manera, el COMPO Abono cítricos, proporciona una acción de larga duración de hasta seis meses.

Numerosos fertilizantes contienen una combinación de dos o más nutrientes, y son denominados como fertilizantes multinutrientes. Muchos de estos son abonos completos, comúnmente conocidos como fertilizantes NPK, ya que contienen los tres nutrientes esenciales para el crecimiento de las plantas: nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K). Algunos de estos abonos también se enriquecen con otros macronutrientes o micronutrientes para optimizar su eficacia.

El fertilizante para plantas COMPO Fertilizante Supreme es un excelente ejemplo de un fertilizante NPK que reúne todos los macronutrientes esenciales y elementos traza. Ofrece un paquete completo para el cuidado de todas las plantas con flores y de hojas verdes, ya sea en el jardín o en el balcón. Por otro lado, también se encuentran disponibles fertilizantes de doble nutriente que, por ejemplo, contienen exclusivamente nitrógeno y potasio.

Si deseas corregir una deficiencia específica de un solo nutriente, puedes usar un fertilizante diseñado exclusivamente para ese propósito, ya que estos contienen únicamente el nutriente necesario. Un ejemplo destacado sería el COMPO Quelato de Hierro, que es un abono de hierro altamente concentrado y de acción inmediata diseñado específicamente para combatir la deficiencia de hierro (clorosis).

Por lo general, la mayoría de las plantas que cultivamos en nuestros jardines requieren los mismos nutrientes, a menudo en cantidades similares. De esta manera, es muy práctico el uso de fertilizantes universales convencionales. 

Por otro lado, para algunas plantas, los fertilizantes especializados resultan más beneficiosos. Por ejemplo, cultivos como los tomates y otros vegetales de alto consumo demandan cantidades considerables de nitrógeno, potasio y calcio. En cambio, aquellas que prosperan en turberas, como arándanos, azaleas u hortensias, no toleran el exceso de calcio. Incluso regarlas con agua del grifo, que contiene cal, puede resultar perjudicial a largo plazo. Por ende, no sería conveniente aplicarles un fertilizante especializado con un contenido elevado de calcio.

Si deseas disfrutar de flores bonitas, cosechas abundantes y plantas duraderas, lo mejor es utilizar fertilizantes diseñados específicamente para cada tipo de planta, según las recomendaciones.