Un paraíso para los insectos
Más que una alternativa del césped, las praderas naturales son más que una forma de vegetación completamente autónoma para un florido jardín de ensueño. En aquellos lugares donde los monocultivos dominan la agricultura, los jardines próximos a la naturaleza son cada vez más importantes para los organismos beneficiosos. En una pradera natural, se estimula el crecimiento y el desarrollo de un césped sano al mismo tiempo que el de las gramíneas, las plantas de flores silvestres y las hierbas aromáticas. Si no te gusta este tipo de espacio demasiado silvestre, puedes perfectamente hacer algo bueno para los insectos creando islotes de praderas naturales al lado del césped tradicional perfectamente cuidado.
Para un césped sano y natural, no es necesaria una base perfectamente escarificada. En una pradera natural, las irregularidades vastas del suelo pueden retener la humedad en las depresiones del terreno durante un periodo prolongado. Es aconsejable evitar cualquier anegamiento que favorezca el desarrollo del musgo. Esparce una delgada capa de compost para activar la vida del suelo.
Resiembra la superficie si tu césped evidencia grandes zonas desnudas que no desaparecerán por sí mismas con el tiempo. Las semillas ecológicas certificadas producen un césped tan natural y vivo como resistente. Si el suelo está compactado, ara ligeramente la superficie a 1 cm de profundidad haciendo uso de un rastrillo para favorecer la germinación de las diminutas semillas de césped. Seguidamente, distribuye las semillas uniformemente sobre la superficie preparada y riega regularmente durante las semanas siguientes. Es imperativo evitar cualquier sobredosificación de semillas, ya que se corre el riesgo de favorecer las enfermedades criptogámicas debido a las plántulas insuficientemente separadas.
Siega y abonado
Más información sobre jardinería al natural