Características
Cuidados
Periodo de florecimiento
Características
Plantar adecuadamente
Plantar los lupines
Los lupines —también llamados, altramuces, chochos y lupinos, denominaciones comúnmente usadas para las especies pertenecientes al género Lupinus— son plantas verdaderamente ávidas de sol, sin el cual no sería posible una floración densa y exuberante. Las ráfagas fuertes, desde el primer momento, constituyen un riesgo para los pesados escapos florales (tallos desprovistos de hojas y con flores en el ápice), por lo que deberás buscar un lugar protegido del viento para tus lupines. Los lupines grandes encuentran el apoyo suficiente cuando están en grupo o resguardados delante de un seto.
La decisión de cómo cultivar tus lupines es totalmente tuya. Es aconsejable plantar las vivaces compradas en un macizo en primavera, lo que les da el tiempo suficiente para arraigarse durante el verano. ¿Prefieres usar semillas? Preferiblemente, opta por una variedad resistente al invierno. Siembra directamente las semillas en un macizo en mayo o en el alféizar de una ventana a partir de enero. Al hacer caso del siguiente consejo, se favorecerá la germinación de la mayor parte posible de las semillas: la víspera de la siembra, ablanda las semillas remojándolas en un cuenco lleno de agua.
Las enfermedades fúngicas representan un gran peligro para los lupines. Por lo tanto, es necesario observar una distancia entre plantas de al menos un metro al sembrar; esto permitirá un rápido drenaje del agua de lluvia y de riego. En aquellos suelos particularmente arcillosos, lo más sensato sería incorporar arena a la tierra.
Desafortunadamente, los delicados lupines son un manjar para los caracoles. Así pues, es aconsejable proteger las semillas plantadas en suelo firme mediante barreras o granulados antibabosas y anticaracoles.
Cuidar adecuadamente
Cuidados de los lupines
Debido a la profundidad a la que llegan sus raíces, los lupines no resultan adecuados para su plantación en macetas. Es la misma razón por la que ellos mismos se pueden procurar sus necesidades de agua. Una vez bien arraigados, el riego solo se justifica en periodos prolongados de sequía. Para prevenir el anegamiento, es recomendable mullir el suelo alrededor de las raíces, especialmente después de lluvias fuertes.
En cuanto a nutrientes, los lupines son totalmente autónomos. Las bacterias nodulares viviendo en simbiosis en sus raíces les permiten extraer el nitrógeno de una tierra mullida. Un aporte adicional de fertilizante agrícola nitrogenado causaría un crecimiento exagerado de los lupines y la podredumbre de sus raíces. En cambio, un aporte suplementario de calcio o de polvo de huesos no supondría ningún problema.
Por regla general, no es necesario podar los lupines para darles forma. Tras la floración, elimina los tallos marchitos para favorecer la formación de las próximas flores. Asimismo, puedes evitar la diseminación incontrolada de las semillas cortando las flores oportunamente. Si los lupines encuentran un hábitat satisfactorio en tu jardín, se propagarán con el paso de los años a través de su sistema radicular. Por esta razón, es aconsejable dividir regularmente las vivaces en primavera. Seguidamente, habrá que trasplantar únicamente los nuevos cepellones en los parterres.
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