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Mi primer parterre

Labores de jardinería junto con los niños

Cosechar las zanahorias en el jardín de la abuela, descubrir las primeras lombrices de tierra o cultivar berros en una maceta de barro pintada por nosotros mismos son algunos de los recuerdos de la tierna infancia que marcan el comienzo de nuestra pasión por la jardinería. Hemos reunido para ti en este artículo lo necesario para un parterre que llene de ilusión a los jardineritos en formación.

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La base para los niños

A partir de los cuatro años, son muchos los niños que muestran las primeras señales de interés de responsabilizarse por su propio parterre. Al enmarcar las zonas de responsabilidad del futuro jardinero en el jardín de los grandes, queda garantizado el interés por la nueva misión. Para una mejor perspectiva, al principio, el parterre no debe abarcar más de un metro cuadrado, lo que permitirá llegar a la mayoría de las plantas sin tener que pisotear demasiado la tierra. También puedes transformar esta etapa en un verdadero placer delimitando el parterre con un borde de piedras pintadas por los niños o conchas recogidas durante las vacaciones.

Al escoger las plantas, asegúrate de no poner a prueba la paciencia de tus hijos. Lo mejor es seleccionar plantas resistentes de crecimiento rápido, así como aquellas que entrañen un valor de aprendizaje. Mientras que la degustación de las variedades de frutas y hortalizas corona el éxito de un cultivo, las plantas ornamentales despiertan la curiosidad a través de las etapas de su desarrollo o por su perfume intenso.

Plantas ornamentales no tóxicas que entrañan un «valor añadido»

La lavanda es una buena base plurianual para un parterre soleado destinado a los niños. Las variedades como Hidcote Blue tienen un porte bajo y compacto y son impresionantes debido a su intenso perfume y por la profusión de su floración. A finales de verano, puedes confeccionar pequeños saquitos de yute rellenos de flores de lavanda. En otoño, tras la floración, corta el arbusto un tercio, aproximadamente, para que permanezca compacto y continúe embelleciendo el parterre de tus hijos durante muchos años.

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Se puede tener un profundo respeto ante la «mordedura» de esta flor, ya que una ligera presión hace que se abran las flores de la boca de dragón como si se tratara de una pequeña boca. Si la planta no se presta a ningún tipo de transformación, su «modo de funcionamiento» también puede atraer el interés permanente de los jardineritos.  Para disfrutar de una floración variopinta a partir de junio, siembra las semillas en bandejas a partir de enero. Así, permitirás a los futuros jardineros practicar algunos meses en el alféizar de alguna ventana antes de pasar al jardín. La lavanda es una planta que necesita luz para germinar, por lo tanto, se hace necesario cubrir las semillas un poco de tierra. Nuestro consejo es que utilices un pulverizador para humidificar uniformemente el sustrato de la planta, de esta manera, no solo favoreces la germinación, sino que también evitas los juegos desenfrenados con el agua. A partir de mediados de mayo, trasplanta las plántulas en el parterre y, pasadas algunas semanas, rodriga las variedades de crecimiento más alto.

Las capuchinas constituyen un buen ejercicio de siembra de semillas. Espera hasta principios de mayo, como mínimo, para una siembra directa de las semillas en suelo firme, ya que las plántulas son muy sensibles al frío. Entierra las semillas un centímetro en una tierra rica en nutrientes y, seguidamente, cúbrelas ligeramente. Durante la fase de germinación, mantén las semillas húmedas, pero ten cuidado: un riego demasiado frecuente entraña el riesgo de ahogarlas y desenterrarlas. La capuchina resulta excelente para cubrir el suelo de los parterres. Si lo deseas, puedes construir, con la ayuda de tus hijos, pequeños soportes de crecimiento con ramas o cuerdas por las que estas hermosas flores treparán. Si la planta se ha desarrollado bien, se pueden usar sus flores en ensaladas o para decorar diversos platos. Las hojas de la capuchina también son comestibles; sin embargo, son ligeramente picantes, de manera que no son convenientes para el consumo de los niños. Haz clic aquí para descubrir otras flores comestibles .

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El girasol es un gran clásico en los dibujos que hacen los niños en verano. Con su imponente altura y su impresionante y enorme flor, esta planta es la favorita de muchos peques. Hay que esperar al mes de mayo para sembrar los girasoles en los parterres. Por lo tanto, la prudencia impone iniciar su cultivo en un ambiente cálido, por ejemplo, en macetas en el alféizar de una ventana. Además del sol, esta belleza dorada necesita especialmente mucha agua para desarrollarse en altura. Si la inflorescencia es muy pesada, se hace necesario rodrigarla para protegerla de las ráfagas fuertes de viento. Finalizado el verano, al marchitarse las inflorescencias amarillas, lo más razonable es cortarlas y secarlas en un lugar cálido. Así, los niños podrán descubrir el origen de las pipas, aunque su extracción sea verdaderamente laboriosa. Esta labor es mucho más simple para las aves de picos puntiagudos. En invierno, estas flores secas son una fuente de alimentos que aprecian especialmente. Preferiblemente, colócalas sobre un comedero en el jardín para deleitarte con una verdadera agitación en muy poco tiempo.

Construir una espiral de aromáticas

La construcción de una espiral de aromáticas es un proyecto estival para toda la familia. Es el momento de usar toda nuestra creatividad para escoger las piedras adecuadas y el diseño de la plantación e, incluso, para dispensar los cuidados necesarios.

Más información

El cultivo de frutas y hortalizas es un juego de niños

Los tubérculos que crecen bajo tierra sin ser vistos no dejan de ser fascinantes como plantas ornamentales. La propagación de las patatas nos recuerda los misteriosos y sutiles trucos de magia. El aprendiz de jardinero comienza extrayendo un tubérculo particularmente prometedor en la cocina. Seguidamente, lo pone a germinar en una estancia con una temperatura de entre 10 y 15 ºC. En unas cuantas semanas, aparecen los primeros brotes, desvelando todo lo que puede hacer un insignificante tubérculo. A partir de mediados de abril, es posible plantar el tubérculo en un suelo mullido, con los brotes orientados hacia arriba. El hoyo de plantación debe tener unos 10 cm de profundidad. Además del riego en caso de sequía prolongada, es necesario asegurarse de proteger las patatas de la radiación solar durante las semanas venideras para evitar el riesgo de que sigan echando brotes, lo que las haría incomestibles. Por lo tanto, asegúrate de aporcar la planta a intervalos regulares, de manera que tan solo 10 cm del follaje emerja del pequeño montículo. Algunos tubérculos pequeños se desarrollan bajo la tierra en apenas pocas semanas, no obstante, aún es necesario esperar a que la planta se marchite y se oscurezca para pensar en la cosecha. En condiciones óptimas, cada tubérculo puede producir hasta 10 patatas. Para aumentar la probabilidad de éxito, bien puedes plantar varios tubérculos. Del mismo modo, como regla general, el cultivo en cajoneras de cultivo también da muy buenos resultados.

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En agosto, tras una abundante cosecha de hortalizas fruto del primer año de labores de jardinería, es el momento de proceder a la preparación de delicias para el paladar. Si has disfrutado del calor estival para plantar fragarias, el invierno les concederá el tiempo suficiente para asentarse y para recompensar la paciencia del jardinero con una gran abundancia de frutos. Es muy importante que coloques tus plantas a pleno sol para garantizar una cosecha abundante de hermosos frutos rebosantes de dulzor. Una vez pasados los extenuantes meses estivales, se hace necesario enriquecer el suelo antes de proceder a una nueva plantación. En un parterre para niños, es conveniente usar un abono natural a base de abono animal o de compost. Si no dispones de alguno, te aconsejamos usar un producto biológico totalmente inofensivo como el estiércol de caballo COMPO BIO (Pferdedung), cuerno triturado y polvo de huesos COMPO BIO (Horn - und Knochenmehl), así como también el abono de liberación sostenida de lana de carnero para bayas COMPO BIO (Langzeit-Dünger mit Schafwolle). Una vez preparado el suelo, rocía las pequeñas fragarias, de manera que absorban bien todo el agua. Más adelante, regar y deshierbar regularmente garantiza un buen desarrollo y un rendimiento siempre en aumento a lo largo de los años. A partir de mayo, puedes cubrir el suelo de las fragarias con pajote para proteger los frutos de la humedad y del moho.

Antes de cosechar los frutos, hay que recordar a los pequeños golosos que en el jardín hay habitantes que también aprecian los hermosos frutos y que, por lo tanto, existe el riesgo de picaduras de insectos. Pero los pájaros o las babosas —otros gorrones bien conocidos— pueden poner a prueba a los pequeños adeptos de la jardinería. Si no es posible compartir equitativamente las fresas entre todos los protagonistas, defiende tus cultivos con redes o con barreras antibabosas COMPO BIO a base de conchas naturales trituradas.

Al año siguiente

Para despertar la impaciencia de la próxima primavera, puedes plantar bulbos de tulipán en suelo firme entre octubre y diciembre. En un suelo mullido, cava pequeños hoyos con una profundidad equivalente al doble de la altura de los bulbos. Seguidamente, coloca los bulbos en los hoyos, con la punta hacia arriba, y cúbrelos con tierra. Si observas bien, verás raicillas en la base inferior de los bulbos. Los tulipanes brotan del suelo tras la pausa invernal, lo que señala el inicio de la primavera y, probablemente, sus coloridas flores inspirarán el deseo de un nuevo año de jardinería responsable.

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Antes de pasar todo el invierno bien abrigados en nuestros lares, aún hay tiempo de hacer una buena acción por los erizos. Cuando la temperatura desciende prolongadamente bajo cero, estos animales buscan lugares secos en los jardines para invernar. Mientras que, por lo general, los erizos adultos comienzan a buscar su refugio de invierno de forma oportuna, los jóvenes suelen estar demasiado ocupados buscando alimentos. Así pues, sabrán apreciar los escondites que les podamos ofrecer. El método más sencillo consiste en apilar follaje, madera y ramitas —los subproductos del trabajo de jardinería—. Por supuesto, no hay que apilarlos en el medio del jardín, dejando que los peques se las ingenien para encontrar el escondite perfecto para los erizos. Los rincones protegidos bajo un frondoso seto, una leñera o una glorieta cumplen muy bien el cometido. Si el jardín no ofrece ninguna posibilidad de escondite, puedes construir una cabaña para erizos con tus peques. Simples cabañitas protegidas de la lluvia mediante una cubierta natural o cartón bituminado son perfectamente adecuadas. Y si no te atreves a construir un refugio de este tipo, busca en una tienda de mascotas casitas para conejos o cobayas, solo quedando de tu parte proporcionar la protección contra la intemperie. Ya que los erizos deben orinar durante el paso del invierno —cosa que no harán necesariamente fuera de su escondite—, una pequeña precaución adicional se impone antes de colocar y acolchar la cabaña: Cava un pequeño hoy debajo de la casita y rellénalo de piedras para evitar la acumulación de orina durante los meses de invierno. Una vez instalado el desagüe, puedes acolchar la cabaña con heno, paja o madera muerta.
Aunque la curiosidad sea muy fuerte, no debes levantar ni desplazar el refugio en lo que comiencen las primeras heladas y hasta abril, de lo contrario, asustarás a los ocupantes de turno.

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